Símbolo de visto bueno sobre fondo verde

No hay mayor libertad que ser aceptado y poder comportarte con naturalidad, sin falsas apariencias, ni espíritu fingido.

El día que la sociedad entienda que la diversidad en la función mental es signo de riqueza, podremos decir que vivimos en un entorno tolerante.

No es fácil el camino hacia la tolerancia, pues cada individuo somos un universo de emociones y de experiencias vividas. En realidad, se trata de ofrecer un espacio simbólico al prójimo para que éste se desarrolle en plenitud.

No ha de ser bueno renunciar a algunos de tus rasgos de identidad, ni a ninguno de tus sentimientos por el temor a no ser correspondido.

Al tiempo, es difícil reglamentar la tolerancia; más bien debiera ser un valor incrustado en las entrañas del sistema, en la seguridad de que su práctica solo traerá beneficios. ¿Tanto cuesta mantener una actitud tolerante, un valor que no se expresa en monedas?

Una vez más la solución está en el interior de las personas. Si cada uno de nosotros proyectamos nuestro ideal de tolerancia en el comportamiento diario, el conjunto se vería favorecido por un nuevo horizonte, donde el rechazo es sustituido por el sueño infinito de libertad.

 


 

Hablar de tolerancia sería hablar de respeto. Respeto a las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas aunque no coincidan con las propias.

A veces el ser tolerante no es fácil sobre todo cuando tenemos ideas preconcebidas.

Es probable que a través de las experiencias vividas aprendamos a ser más tolerantes y también aprendiendo de aquellas personas que aparecen en nuestras vidas, que son como guías y nos ayudan a ver más allá dando paso al conocimiento y la tolerancia.

La tolerancia nos hace ser personas flexibles, comprensivas, nos ayuda en la comunicación y en muchos ámbitos de nuestra vida, en definitiva para ser más felices.

 


 

Yo hablo siempre de respeto, porque a las personas no se nos puede tolerar: no somos alimentos ni medicamentos ni ninguna otra cosa que provoque intolerancia. Existimos y se nos respeta.

En mi opinión la tolerancia parte de la diversidad. En tanto en cuanto todos somos diferentes tenemos que respetar la variedad. Pienso que, posiblemente la intolerancia radica en el miedo y el desconocimiento a lo nuevo o diferente. El acercamiento y el diálogo pueden ser estupendas herramientas para el entendimiento y en definitiva, la tolerancia. También creo que es una cuestión de educación y que se debe enseñar tanto en casa como en los colegios desde pequeños.

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