No hubo corazón
Er Txamp
El pasado día 3 de abril, la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, en colaboración con la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA), celebró un coloquio sobre el tratamiento de la salud mental en los medios de comunicación en la sede de la Agencia EFE en Madrid. La Confederación, además, presentó la nueva ‘Guía de estilo sobre salud mental para medios de comunicación: las palabras sí importan’, una herramienta de consulta rápida para informar acerca de los problemas de salud mental. Tanto en el propio acto como en la redacción de la guía han participado personas expertas por experiencia propia en salud mental, en plena sintonía con la necesidad de poner a la Primera Persona en la punta de lanza de las iniciativas para hablar con naturalidad de la salud mental y erradicar el estigma.
Una pregunta sobresale sobre las demás en mi entendimiento sobre la administración de medidas involuntarias en salud mental, y que lleva a preguntarme si es posible la práctica de la justicia. No es otra: ¿por qué el modelo biomédico no evoluciona hasta fundirse con el espíritu de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad?
No ha de ser malo pararse a recapacitar como mejor forma de orientar tus pasos y acertar con ese destino que es la representación de la experiencia en primera persona dentro del movimiento asociativo Salud Mental España.
Dentro de este foro que es el Comité Pro Salud Mental En Primera Persona, máxima expresión de esta voluntad, nos prestamos a hacer una foto fija a fin de reconocernos en ella y poder establecer así algún área de mejora.
El pasado 27 de marzo de 2019 tuvo lugar la Jornada sobre la Prevención del Suicidio: una realidad silenciada, organizada por la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA. Contó con la presencia de una persona experta, superviviente de suicidio: José Luis Herrera, vicesecretario de AFES Salud Mental y miembro del Comité Pro Salud Mental en Primera Persona.
Existe una conexión muy especial entre las personas que hemos abierto los ojos atados a un camastro en la planta de psiquiatría, despertados por la severidad de un sistema que no sabe de tu nombre. Quizá por esto me supuran las heridas al leer la fatal noticia, y es que Andrea murió de meningitis tras 75 horas inmovilizada en la unidad de psiquiatría del Hospital Central de Asturias.