ESTIGMA CERO | Basilio/ Acefep

El retorno del hombre sistema

Ilustración de un hombre corriendoAl final, siempre queda el deseo de volver.

En cuantas cosas no andaría yo de no haber despertado entre tanta responsabilidad, y es que nunca pensé que la cotización del tiempo tuviera esa desmesura.

Acudía a la última junta directiva en Madrid con la paz que te da haber leído los documentos del rigor. Era especial esta junta porque promocionaban como responsables autonómicos dos de mis amigos del Comité: Enrique, embajador de las Canarias; y Elena, grande de Castilla y León.

Esto es muy significativo ya que, poco a poco, vamos dando cumplimiento al desarrollo estratégico por el cual somos los propios afectados por un problema de salud mental los que vamos tomando peso en los órganos de gobierno.

Pero claro, mi equilibrio placentero sufrió un estremecimiento cuando caí en la cuenta de que estas dos comunidades dejan dos vacantes en la Comisión Permanente; y como ya os dije en su día yo soy suplente.

Así que, tras un fugaz nombramiento, mi amigo Ignacio, de Cantabria, y yo mismo, desde tierras separadas, pasamos a formar parte de este equipo motor, encargado del gobierno entre junta y junta.

Permítanme el gesto de resoplar, pero es que seguir el ritmo que se gastan en la Confederación me convierte en un bendito. Menos mal que sé encajar letras, y hay veces que incluso descubro alguna idea. Menos mal que mi mente es menuda y se afana en el lenguaje de la sencillez, quizá como mecanismo de autodefensa; quizá para comprender mi experiencia.

En cuántas cosas no andaría yo.

Ya estoy deseando organizar mi mente en función de las nuevas escenas. Una vez busque acomodo a lo que de mí se espera, podré volver a disfrutar del tiempo, que ese don sí que no se lo piensa.

Y volver a sumergirme en la sala del tenis de mesa, compitiendo contra mi robot, que no es maestro pero como si lo fuera.

Y volver a escribir artículos, con la libertad del aire que no cesa.

Y percutir con ahínco los pentagramas de mis clases de percusión.

Y descubrir cada día el mismo paisaje, pues es lo que tiene vivir en tierras mágicas.

Espero ser más fuerte de lo que creo, y hacerlo lo mejor posible en este viaje más allá de las américas.