Flechas blancas con borde negro que apuntan hacia arriba. Sólo una, en el centro, roja, apunta hacia abajo.¿Cómo no caer enfermo en una sociedad enferma? ¿En qué momento nos instauraron que ir a contracorriente era nocivo para nosotrxs como personas? ¿Por qué se nos inculcó que somos seres pensantes y con raciocinio, pero si vemos otras posturas contrastadas nos descolocamos y nos negamos ante esa evidencia?

Si la sociedad camina de manera antisocial, apoyando a ladrones, defendiendo al poder y desamparando al débil, y a quien se magnifica y expresa en contra de esta sociedad se le humilla, agrede, distorsiona y cohíbe, entre otras, creando sobre el término libertad una dictadura encriptada, ¿quién destruye la idea? ¿Quién fomenta el odio? Estoy hartándome, sí, de ser sutil y cortés ante los corazones sintientes, por dejarse manipular y caer en una trampa visible.

Hoy día es difícil ser frágil, te limpian de en medio con una fórmula competitiva que no deja margen al error, a ritmos lentos, al arte, a quienes dicen no encajar, claro. Lo común tiene que ser accesible sí o sí, y sin peros, no vale la queja, no tiene cabida una lágrima y nos olvidamos de que estamos en el año 2019. No es el medievo ni tan siquiera de lejos, aunque se arrastre a exposiciones generalizadas muy arcaicas.

No nos paramos cinco minutos a pensar, no abrazamos los suficiente, olvidamos decir te quiero, omitimos sonreír, escuchar se convierte en un acto de egoísmo, cuando expresar es un arma para desfogar la desidia neuronal, aunque existen quienes no pueden o encuentran dificultades, para ello también hay quienes facilitan con su trabajo voluntario o remunerado la accesibilidad globalizada, sin criminalizar, sin juzgar, sin el beneficio de la duda, luchando por el bienestar de la comunidad, intentando llegar a consenso y aspectos relevantes y sensibles. Ahora que todo puede ser más fácil si te lo planteas y aportando al menos un granito dentro de tus posibilidades me planteo.

Yo necesito ser Yo, y tú ¿qué necesitas?