Ya sé que tenías una vida. Si, tu vida, y ahora, ahora crees que eres un desperdicio. Que no ha quedado mucho de la persona que años antes eras. Que no eres ni la sombra de lo que fuiste. Que quieres recuperar tu puta vida de antes. Que clamas al cielo, que gritas, que nadie te escucha, que estás sufriendo por la transformación que ha dado tu mente, tu aspecto físico, y porque no decirlo ahora que ha pasado un tiempo, por tu diagnóstico.
Sientes que te has deteriorado, que cada recaída te deterioras cognitivamente. Por eso tienes que coger el hábito de tomar la medicación. En tus informes del psiquiatra pone muchas palabras, despersonalización, déficit de concentración, apatía, disforia, etc.… que te confunden al leerlas, que no entiendes, que las buscas en internet. Pides ayuda en silencio, a gritos. En casa crees que no te pueden ayudar, porque no están preparados o no disponen de las herramientas y medios adecuados para acompañar y afrontar una enfermedad mental crónica.
Lo ves todo negro, ¿verdad?. Y mientras comes y comes. Solo haces que dormir. Ya has engordado 15 Kg (no te importa, no te das cuenta, esto ahora no es de importancia) cenas y vuelves a tener otra vez hambre. Fumar, fumas mucho, un montón. Te aíslas, descuidas tu higiene, tu alimentación y tu sueño ya no es regular, cuatro pilares fundamentales que nos advierten de los pródromos, es decir, síntomas antes de una recaída.
Pero un día, dentro del transcurrir de ese dolor todo cambia, aparece una asociación, en mi caso fue Asapme Teruel. Sí, una Asociación de Salud Mental de Pacientes y Familiares. En la que empiezan a involucrarse contigo, a tratarte como persona, a recuperar hábitos perdidos, a cuidar tu imagen personal, a ver todo el potencial que tienes, a creer de nuevo en ti y así tú también empiezas a hacerlo. ¿Sabéis? es bueno asociarse y participar, no estar solo. Las personas que me llevaron fueron María José y Marta. Por entonces, mi psiquiatra titular Dr. Carlos Iglesias me derivó al Centro de Rehabilitación psicosocial San Juan de Dios de Teruel.
Te preguntas qué es un Centro de día. ¿Para qué? ¿Quién habrá allí? ¿Qué se hará? ¿Si yo no… ellos sí, yo no? y así sin más, que se dice pronto. Un equipo multidisciplinar empieza a trabajar contigo de forma particular e intensa. Talleres de autoayuda, autoestima, relajación, musicoterapia, terapia cognitiva, psicomotricidad, habilidades, arte terapia, trabajos en la huerta, y así van sucediendo unos y otros. Tú sigues sufriendo, has engordado 15 kg pero lo que no sabes que en un plazo de 3 años vas a aumentar 33 kg más. ¿Y qué ocurrió en estos 3 años? ¿Te va a pasar a ti? Pues no, no te va a pasar. Ingresos en la Unidad de Psiquiatría del Hospital Obispo Polanco de Teruel constantes, delirios, autoreferencias, inestabilidad.
Aislamiento, aislamiento, aislamiento, aislamiento. Sólo recuerdo estar bien en mi casa. Me sentía protegida. En la calle no me sentía bien. De esto hace 5 años. Un día antes de mi ingreso en el centro de día vi a los que luego serían mis compañeros, en un bar cantando, felices. Ingresé con muchas ganas. El secreto: esfuerzo, continuidad, pico y pala, pico y pala, como me dijo Miguel Igual Psicólogo del Centro Base de Teruel. Normalizar tus terapias, lo digo porque a mí me daba mucha vergüenza entrar a un recinto psiquiátrico cuando unos meses atrás tenía mi anterior trabajo a 50 metros. Es decir, darle normalidad, integrarlas a tu vida. Y convertir esa desesperanza en luz. Eso es lo que aprendí de la visita al Centro base con este Psicólogo.
Noviembre 2015. Cambio de Psiquiatra. Llega una etapa dulce. Aceptación de la enfermedad. Un filósofo perfeccionista involucrado al máximo con las personas, es decir, sus pacientes. Dr. Germán Gómez. Con la aceptación llega la comprensión contigo misma. Un camino feliz en el que la desdicha acaba.
En el Centro de día empezamos a dar psicoeducación que tiene por objeto conocernos, observarnos. Detectar signos y síntomas de nuestra enfermedad y la de nuestros compañeros. Así como, temas de nuestro interés. En este período de estabilidad se marcan objetivos personales y se consiguen. En mi caso me rodeé de un equipo deportivo y aprendí y reeduqué en hábitos alimenticios. Estas personas mágicas llenas de luz y de energía. Carlos Guillén voluntario deportivo de Asapme Teruel. Bea Oliván íntima amiga y profesional deportiva junto a Carlos Ibañez y Belén Redón.
Enero 2017. ¡¡¡Ooohh!! ¡¡¡Nueva psiquiatra!!! ¡¡¡Putadón!!! Pensamos. ¡Otra vez a empezar de cero! ¡Pues no! Demos oportunidades, ahí está nuestra capacidad de adaptación. Tenemos que dar oportunidades porque al fin y al cabo nos la estamos dando a nosotros. Esta vez viene de Huesca. María José Val. Es joven, se ha leído el expediente y se sigue formando. No empezamos de nuevo porque ya hemos avanzado mucho. Todo cambia. No somos los mismos que ayer ¿sabéis?, es exigente. Si nos exigen es porque se está en condiciones de exigirnos. Nos dan unas pautas, nos pueden ayudar, te tienes que esforzar. Puedes tener un proyecto de vida. También se discute, por lo menos yo discuto con mi psiquiatra titular Dr. Carlos Iglesias. Bueno, lo que quiero decirte, que pares de quejarte y actúa. Toca aceptar la enfermedad, que es ciega, sorda y muda. Pero está cargada de aprendizaje, no le des pie y lucha. Lucha por ti.
Hoy puedo decir que es un camino individual, de mucho esfuerzo, de actitud, de un equipo de trabajadores que realizan su labor, que forman parte de esta gran familia del Centro, hospital y Asociación Asapme Teruel. En este camino individual que recorrerás puedes ser feliz y tener un proyecto de vida y una vida normalizada o una vida en la que te sientas agradecido por el mero hecho de vivir.
¡Ánimo compañero, nos encontraremos en el camino!