El mástil de un ukelele visto en perspectiva desde el cuerpoHace bastantes años para mí lo normal era trabajar doce horas, comer poco, salir por la noche, no dormir apenas, y asumir que mi única diversión era no cuidarme nada y destacar. Eso, sumado a varias rupturas de pareja y al sufrimiento que ello conlleva, hizo desatar a lo que hoy llamamos brote psicótico.

Los problemas de Salud Mental llegan a mi vida e ignoro por qué.

Mi psiquiatra me da un diagnóstico y en unos días aparece la apatía, mi mente completamente en blanco no es capaz ni de mantener una conversación.

Él me aconseja pertenecer a una Asociación y no dudo en ponerme en contacto.

Voy pasando por diferentes programas y mi psicóloga me aconseja que mi tiempo lo dedique a la música, al menos treinta minutos diarios.

Era lo que más me gustaba, pero no podía efectuarlo ni cinco minutos.

A pasos muy lentos voy mejorando, y finalmente en la Asociación optan por que comience el programa laboral.

Allí me aconsejan que haga diferentes cursos, más tarde yo sola tomo la iniciativa de cursar el Graduado en ESO y finalmente decido cursar un grado medio de Técnico en cuidados auxiliar de enfermería.

La música vuelve a mi como la mejor medicina y formamos junto a unos amigos una banda de pop rock, la cual duraría cinco años intensos y llenos de preciosos momentos.

Terminados todos mis cursos, me ofrecen hacer prácticas laborales en el sector del comercio y con mucha suerte consigo un contrato laboral. Poco a poco me van llamando para trabajar unos meses y finalmente consigo un contrato indefinido.

Actualmente, trabajo, descanso, llevo una vida ordenada, independiente, vivo en pareja, disfruto de mi vida al máximo, valoro a mi familia y amigos por todo lo que me han ayudado y mi mejor medicina está siempre presente en mi vida, la música.