Tristealegre

Un cruce de caminos en un bosque de abedulesEsa es la palabra para definirme ahora mismo. Mi nombre es Andrés Colao y soy el representante del Comité Pro Salud Mental en Primera Persona de Afesa Salud Mental Asturias, asociación asturiana para la salud mental, la cual, no me tiembla la voz al decir ni me tiembla la mano al escribir que, sencillamente, me ha dado una… «la» razón para seguir viviendo, ha hecho volverme a sentir útil. En ella he encontrado a gente igual que yo. Con mi mismo problema, algunos con problemas de salud mental más graves que el mío desgraciadamente, pero, lo más importante, he encontrado apoyo y he hecho lo posible por darlo.

Sí. Existe un Comité en Primera Persona del cual, por medio de votación, me han elegido representante y sencillamente me ha cambiado la vida. Como he dicho antes, me han hecho sentirme «otra vez» útil. Gracias a la representación en dicho Comité, he comenzado a viajar ya que éste pertenece, a su vez, a la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, en la cual existe un Comité del cual también soy miembro. Así que, de alguna manera, pueden ustedes imaginarse lo que ello conlleva a la hora de no sólo relacionarme con gente que más o menos tienen o han tenido problemas de salud mental en Asturias, sino que ya estamos hablando a nivel nacional y créanme cuando les digo que no he visto familia más numerosa y más unida que esta.

Yo estoy retirado de conductor con el 55% de pensión y con la oportunidad de poder dedicarme a un trabajo que no tenga nada que ver con el anterior (por supuesto) y que, a poder ser, sea compatible con la pensión que recibo.

Quiero recordaros (cosa muy importante) que este movimiento asociativo y la motivación de poder ayudar a gente que esté pasando o haya pasado por lo mismo que yo (e incluyo, como no, también a los familiares que, en su medida y posición también sufren lo suyo) me ha dado una razón para seguir viviendo. Para levantarme de ese sofá y… Sí, soy «superviviente». Me he intentado suicidar, he intentado quitarme de en medio. Gracias a… Gracias que no lo he hecho, porque ahora la vida me está brindando la oportunidad de ayudar a quien haya pasado por eso y lo necesite compartir, a quien esté pensando en hacerlo y… ¡Antes! lo podamos evitar.

Queda mucho por hacer y tenemos motivación de sobra para hacerlo, hacer visible lo invisible, hablar de lo «prohibido», concienciar a la sociedad de que «esto» existe y es cosa de tod@s.

Ahora bien, me voy dando cuenta que en la vida existe una balanza en donde hay que poner las cosas en un lado u otro y mirar para donde se inclina. Yo, antes de ser conductor de camión, me he dedicado como unos 14 años a la hostelería, «mundillo» que me encanta. Como he dicho antes… yo me puedo dedicar a otra cosa que no sea conducir y esa puede ser una de esas cosas.

Pues bien.

Mi hermana ha abierto un pequeño Café – Bar y estamos valorando la posibilidad de contratarme y trabajar.

Pero ¿cómo voy a dejar lo que a mi me ha sacado del pozo?

¿Cómo voy a abandonar esa «necesidad» de ayudar a la gente como anteriormente se ha hecho conmigo, sabiendo su importancia?

¿Cómo voy a dejar de reunirme con mi gente y dialogar, debatir, compartir, etc. ideas, experiencias, opiniones para después trabajar sobre ellas?

¿Cómo voy a abandonar todos los proyectos que tenemos en mente y me/nos gustaría llevar a cabo tanto a nivel territorial como a nivel nacional?

Ah, sí… La balanza.

Por un lado, el dinerito que me puedo ganar (y siempre necesario) , encima al lado de mi hermana y dedicándome a una cosa que siempre me ha gustado, pero, que a su vez, es muy esclava.

Y por otro lado la gran satisfacción personal y la gran necesidad de pertenecer a un movimiento asociativo, en el cual, ahora mismo, estoy totalmente volcado.

Buffff… Las dos cosas va a ser que no son compatibles…

Desgraciadamente, la satisfacción personal y la gran ayuda que puedo aportar a esa gente con problemas de salud mental, beneficiándome de mi experiencia personal no paga facturas.

Qué triste, ¿verdad?

¿Por qué es tan complicado ayudar?

Yo quiero y necesito ayudar y podría en menor medida, pero entonces ya no sería yo.

Querer ayudar y no poder… Triste, ¿verdad? Opinen ustedes mism@s…

Tristealegre.

Esa es la palabra para definirme ahora mismo.

Cómo abandonar todos los proyectos que tengo en mente respecto al movimiento asociativo…

Y, lamentablemente, la satisfacción personal no paga facturas…

Pero ya está. Ya me he decidido. Sigo con este camino, porque la muerte en vida ya la sentí. Prefiero seguir abriendo camino para l@s que estamos y l@s que llegarán.

A veces la balanza te dice qué es lo importante.