La persistencia del estigma

LA PERSISTENCIA DEL ESTIGMA O EL DERECHO A VIVIR EN COMUNIDAD

Hablamos del enfoque de derechos como mejor forma de vencer el estigma que nos señala.

El estigma es un enemigo poderoso, ya que está incrustado en la conciencia colectiva desde tiempos inmemoriales, y distorsiona nuestra imagen hasta hacer imposible nuestro progreso vital.

En el silencio y en la inacción el estigma tiende a perpetuarse, por eso se hizo necesaria una formulación positiva de los derechos que nos asisten y que tomó forma en la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad.

Este texto es la expresión de una voluntad que dice que las relaciones humanas tienen que regirse por los principios de no discriminación y de igualdad de oportunidades.

Allí, en el artículo 19, se declara el derecho de nuestro colectivo a vivir en comunidad: “Se procurará que las personas con discapacidad tengan acceso a unos servicios de asistencia domiciliaria, residencial, y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar la inclusión en la comunidad, y para evitar su aislamiento o separación de esta”.

Sin embargo, lejos de aquí, sucesos como el de Utrera, donde se ha paralizado un proyecto de intervención comunitaria para personas con problemas de salud mental y de adicciones, nos recuerdan todo el camino que nos queda por recorrer en la toma de conciencia sobre la adversa realidad que sufrimos (artículo 8 de la Convención).

Lo que podría ser un bonito escenario de inclusión en un colectivo tan machacado, como el de las personas con patología dual, se ha convertido en un recordatorio de la persistencia del estigma, de los prejuicios, y de los estereotipos que nos sitúan como personas altamente problemáticas.

En el Comité Pro Salud Mental En Primera Persona no nos cansaremos de lanzar un mensaje de normalidad, ya que los problemas de salud mental no son una rareza, sino un evento natural.

Además, cualquier golpe del destino te puede poner en una situación de vulnerabilidad y exclusión, y entonces echaremos de menos una sociedad que se enfoca a los derechos reconocidos.

El enfoque de derechos, y su conocimiento por parte de la población en general, son un paso necesario hacia la justicia social, y para el entendimiento de que todos y todas somos llamados a tener un proyecto vital.

Ojalá esta iniciativa de FAISEM llegue a buen puerto, y puedan beneficiarse las personas con patología dual, en lo que sería un gesto de humanidad, de sensibilidad, y de madurez.