Mujer mirando a cámara

Artículo publicado en la Revista Encuentro nº3 de 2018

#NosotrasSíContamos

La campaña #NosotrasSíContamos es un mensaje claro y alto de las mujeres del movimiento asociativo. En él os pedimos que escuchéis nuestras peticiones de ayuda. Ojalá haya oídos preparados en nuestra sociedad para atender a mensajes altos y claros. Nuestra sociedad no es un ente abstracto. Tú y yo somos la sociedad.

¿Qué ocurre? Pues que, por el hecho de ser mujer, tenemos más probabilidades de desarrollar problemas de salud mental. Pero eso no se debe a que seamos principio y final de la vida en la Tierra, ni a una configuración genética particular. Se debe a múltiples factores socioculturales. Al papel que tenemos, a cómo somos consideradas, a las cargas invisibles que se ponen sobre nuestros hombros. Se debe a la mirada que se posa sobre nosotras y, sí, también, a la mirada que nosotras tenemos de nosotras mismas.

Y si encima tenemos problemas de salud mental, nuestra palabra siempre es puesta en duda. Esto redunda, -¡oh, sorpresa!- en una mayor incidencia de dichos problemas de salud mental.

Hace poco le preguntaban a la actriz Emilia Clarke: “¿qué se siente al encarnar a mujeres fuertes?”. Ella contestó: “Sólo estoy interpretando a mujeres. Si no es fuerte, ¿qué es? ¿Me estás diciendo que hay otra opción? ¿Hay una opción débil?”

Las mujeres hemos pasado por escasez, por guerras, por el aro y por la cuerda floja. Hemos soportado abandonos, hemos saldado cuentas, hemos soltado amarras, hemos seguido al macho alfa de la manada, lo hemos enterrado y hemos cogido nosotras las riendas. Nos hemos rendido al nuevo capitán, y vuelta a empezar. Hemos pasado por carros y carretas. A veces, en la soterrada e inmaculada imagen de nuestros perfectos hogares.

Hemos roto pactos, como el de quedarnos silenciosas. Hemos quemado convenios, como el de nuestra sempiterna sonrisa. Y vamos a romper y quemar mucho más. No se puede esperar otra cosa. Sólo seres con un inmenso poder son capaces de tolerar tanto. Pero todo tiene un límite. Nuestras mentes han dicho basta.

Ya está bien. Nosotras sí contamos. Contamos los incontables cafés con leche descafeinados. Contamos la calderilla en nuestros bolsillos. Contamos las limosnas de la sociedad. Contamos los techos de cristal. Contamos las manadas. Contamos los acosos. Contamos las pequeñas violencias cotidianas que, por pequeñas y por cotidianas, son como cristales rotos que pisamos con nuestros pies descalzos. Contamos las voces de las que se han quedado sin voz. Contamos las heridas, las curamos, las sanamos. Pero ya está bien. Ya está bien.

La que no se lo crea, que al menos tome nota. Las mujeres somos creadoras de narraciones nuevas. No vamos a quedarnos petrificadas ni una sola vez más, vamos a alzarnos como nunca lo habéis visto. Vais a vivirlo, y vais a ver que con ello ganaremos todos los seres humanos.

Estamos hilando los nuevos acordes con los que escribiremos nuestros nuevos relatos. Vamos a terminar nuestro tapiz, cansadas de esperar a que vuelva a casa nuestro Ulises de pacotilla. Estamos agotadas de llevar la carga de su odisea y de la nuestra. Estamos hasta el moño de escribir nuestros relatos en un salón lleno de vuestro humo de cigarros. De no tener espacios. De contar la mitad.

Somos increíbles. Somos fuertes. Somos seres humanos. Somos la repanocha. Somos la mitad de la población mundial.

Cristina G Aguayo

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